jueves, 2 de septiembre de 2010

Sierras de Rocha

A pocos kilómetros del mar y muy cerca de la ciudad de Rocha existe una región injustamente poco conocida por los turistas. Cerros agrestes de laderas pedregosas, profundas quebradas y valles surcados por pequeños arroyos, y hacen de las Sierras de Rocha un lugar de increíble belleza, refugio de la flora indígena y hogar de una variada fauna silvestre. Los ñandúes lo sorprenderán al costado de caminos más recorridos por las tropas de ganado que por automóviles. Allí el silencio es solo interrumpido por las voces de las aves. El verde, apenas cortado por lo que queda de viejas taperas de piedra. El paisaje es de una belleza sin fin.
Rumbo a la represa de India Muerta. La "Ruta de las 99 curvas", luego de dejar atrás el pequeño poblado de Parallé y unos kilómetros antes de llegar a Velázquez, pasa por el lugar donde se libraron las dos batallas de India Muerta, ambas nefastas para la suerte del general Fructuoso Rivera, derrotado aquí en dos oportunidades: el 19 de noviembre de 1816, cuando nada pudo ante la vanguardia del ejército invasor portugués, y el 27 de marzo de 1845, en plena Guerra Grande, cuando lo derrotó el general rosista Justo José de Urquiza. Hay una placa recordatoria, semioculta por los eucaliptos que bordean la carretera en ese tramo. La entrada a la represa se encuentra en una zona donde abundan los ñandúes.
Un creciente número de garzas señala la proximidad del embalse que finalmente aparece frente a nosotros. La vista se pierde más allá del enorme espejo de agua que refleja el color del cielo, en los campos y cerros circundantes. El lugar, de gran tranquilidad, es ideal para los amantes de la pesca (se permite hacerlo con caña y red) y de la observación de las aves. También se pueden practicar deportes náuticos, recomendándose preferentemente aquellos no motorizados y no agresiva para el ambiente. La caza está prohibida.

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